Gato estresado: Qué ocurre y qué hacer, según investigadores
¿Tienes un gato estresado? Basta de conjeturas. En este artículo de etología basado en varias fuentes científicas de veterinaria sabrás por fin qué le pasa a tu peludo, si es estrés o no, y podrás dar los primeros pasos para solucionar lo que sea que le esté pasando.
Índice (clica para desplegar)
¿Cómo se comporta un gato estresado?
Los principales síntomas del estrés en gatos se pueden ver en la aparición y cambios de la frecuencia de algunas conductas en el animal, según un estudio veterinario de investigadores de la Universitat Autónoma de Barcelona:[1]
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Conductas compulsivas: Conductas repetitivas que no tienen una utilidad aparente, como andar en círculos por la habitación. A esto también se lo conoce como estereotipia y es una señal clásica de malestar, ya que estar en bucles de este tipo calma al animal. Se considera compulsivo también el exceso de acicalamiento (lamerse o limpiarse demasiado), aunque esta conducta también puede desaparecer por la ausencia de relajación.
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Conducta agresiva: El gato se vuelve agresivo o aumenta su agresividad, incluso jugando. Esto también puede mostrarse de forma pasiva cuando el gato bosteza de forma exagerada (enseñando mucho sus colmillitos).
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Maúlla mucho más de lo normal. Si alguna vez has oído el maullido de un gato estresado, te darás cuenta enseguida. Se quejará mucho, porque está irritado. Espérate oírlo combinado con gruñidos, bufidos y alaridos. Si no sabes cómo son, escúchalos en mi extracto sobre vocalizaciones en gatos, donde además te doy una explicación de cada sonido.
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Está en guardia todo el tiempo. Esto también se traduce en que duerme menos, sobre todo cuando lo que lo estresa está presente. Ahí puede desaparecer el acicalado.
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Se esconde más de lo habitual. Esto lo ayuda a gestionar mejor la situación, sobre todo cuando está relacionada con algo fuera de su control (ruidos, visitas, etc.).
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Marca con orín más a menudo. Tal vez se sienta invadido o inseguro en casa, lo que lo lleva a marcar más.
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Deja de restregar tanto sus mejillas con todo. Esto sería una señal positiva, de bienestar, que deja de tener sentido para él.
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Está menos predispuesto a explorar, a moverse o a jugar.
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Muestra menos afecto hacia los demás.
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Come menos de lo habitual, o se atiborra como un loco (ambos extremos).
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Su lenguaje corporal puede ser de miedo (orejas aplanadas hacia atrás, cabeza baja, tensión...).
Como ves, los síntomas del estrés no son algo absoluto, sino relativo. Al fin y al cabo, el lenguaje felino casi siempre es más sutil que el de otros animales. Cada gato es un mundo, y tiene una manera concreta de expresar este problema.[2] La clave es que tú lo conozcas y detectes uno de estos patrones, ya que su conducta habitual habrá cambiado.
Ahora, veamos a qué se puede deber este estrés.
Causas del estrés en gatos
Teniendo en cuenta que la mayoría de gatos suelen mostrar estrés y sufrir conflictos a lo largo de su vida, es normal que estés leyendo esto.
El estrés en gatos es algo natural en su convivencia contigo, ya que la mayoría tienen problemas para adaptarse a su vida en el hogar humano, y pueden llegar a tener varias fuentes de estrés. A veces son cosas tan "tontas" como otros gatos con los que hay conflictos (siendo esta una fuente de estrés importante).[3]
No obstante, si tenemos que buscar cuáles son las causas de estrés más comunes en gatos, tenemos que basarnos de nuevo en el artículo científico que he mencionado más arriba:
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Cambios en el ambiente: Normalmente a los gatos no les gustan las novedades cuando tienen que ver con el lugar donde viven. Precisamente por esto, odian las mudanzas o las reformas en el hogar (dejando a un lado el movimiento de gente desconocida y ruidos, que también es fastidioso).
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Problemas de salud felina: No hay que olvidar que el dolor y algunas enfermedades son uno de los principales desencadenantes de los síntomas de estrés en gatos. Al revés también pasa: El estrés puede causar enfermedades debido a su acción inmuno-depresiva.[4]
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Un ambiente poco estimulante: El estrés actúa como un mecanismo de respuesta cuando el gato no tiene suficiente estimulación en su ambiente. Esto es más común en los gatos de piso, que se aburren con facilidad si no tienen suficientes juguetes y actividad.
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Problemas en su relación contigo: Puede que tú o alguien de la familia seáis la fuente de miedo y estrés. También puede estar relacionado con falta de socialización.[5] Hablo sobre todo esto en profundidad en mi libro "Mi gato tiene miedo".[6]
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Gato estresado por otro gato: Una fuente de estrés importante, sobre todo si ambos son de diferentes camadas. Piensa que es difícil que dos gatos del mismo sexo se lleven bien si no se conocen desde muy pequeños, sobre todo si la introducción de uno de los dos se hace de golpe. Lo suyo sería introducirlo poco a poco, usando los olores a tu favor.
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Falta de control sobre su entorno: Si el gato se siente invadido, o que no puede esconderse ni estar tranquilo cuando quiere, sufrirá estrés. Esto también tiene que ver con los cambios bruscos de rutinas, lo que reduce la sensación de previsibilidad de su día a día y le provoca inseguridad.
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Alguna necesidad básica sin cubrir: Como he dicho, el estrés es un síntoma de malestar. El malestar surge cuando tiene alguna área del bienestar mal cubierta, como por ejemplo la falta de alimentación o la falta de seguridad. A veces perdemos de vista lo más básico.
Hay que tener en cuenta que los "estresores" tienen un efecto acumulativo. Esto quiere decir que cuantas más cosas estresen al felino, más estresado se mostrará. Más adelante veremos qué puedes hacer para ayudarle.
¿Cuánto dura el estrés en un gato?
Si crees que tu gato está estresado de verdad, y no es algo pasajero, no te dejes guiar por aquellos que te afirman que ya se le pasará o que el estrés en gatos apenas dura unas horas. Por supuesto, llevar a tu gato al veterinario es algo estresante, pero se le pasará en cuanto vuelva a casa. Esa no es la razón para leer un artículo como este. Todos nos estresamos de vez en cuando y lo gestionamos bien, pero no siempre es así.
De hecho, el estrés puede clasificarse como estrés agudo (casual) o estrés crónico (permanente)[7]. El segundo tipo de estrés es el problema. Aunque la mayoría de veces el gato conseguirá resolver el problema por sí mismo, a veces no habrá una conclusión a corto plazo, y los síntomas podrían mantenerse durante mucho tiempo o empeorar y provocar otros problemas.
Dependiendo de qué es lo que le causa estrés, será imposible que este desaparezca sin tu ayuda. Cualquier animal es capaz de habituarse a situaciones que al principio le generan rechazo, pero en el caso de algo le dé miedo de verdad, y esa cosa le dé la razón, lo que provocará es sensibilización: Hacer más sensible al gato frente al problema. ¿Acaso tu gato se ha acostumbrado a la aspiradora después de oírla muchas veces?
Si quieres ayudar de verdad a tu gato, si estás preocupado, tienes que reaccionar. Entender cuál es la causa del problema es un buen principio para saber dónde actuar, pero aún puedes hacer mucho más.
¿Cómo tratar a un gato estresado?
Estas son algunas de las prácticas que se recomiendan en los estudios y fuentes sobre estrés en gatos mencionados en este artículo:
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Eliminar la fuente de estrés, si es posible. Ten en cuenta que, aún y así, a veces los síntomas no desaparecerán enseguida, ya que el gato necesitará un tiempo de recuperación para volver a la normalidad.
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Llevar al gato a un veterinario para descartar enfermedades: Algo indispensable. Si el estrés ha generado alguna, también será positivo tratarla.
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Obsérvalo: Pregúntate qué ha cambiado. Si tienes dudas sobre el origen del estrés, observa cómo se comporta tu gato durante el día y encontrarás patrones. Para eso, tendrás que mantenerte cerca. Por supuesto, asegúrate de que no eres tú el que lo estresa.
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Enriquece su entorno según las necesidades que tenga sin cubrir: Si no tiene rascador, cómprale uno. Si vive en un piso y se aburre, dale más fuentes de diversión. Si tiene la caja de arena en mal estado (algo habitual) cámbiala más a menudo.
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Toma una decisión sobre su calidad de vida: ¿Este tipo de vida es la que tu gato necesita? Por ejemplo, hay gatos que se llevan muy mal, y eso es un sin vivir. Busca la solución más rápida posible, si puede ser, para que no siga sufriendo. A veces, lo mejor es tenerlos en zonas separadas. La solución definitiva de convivencia pasará por llamar a un especialista para socializarlos, o llevar a uno de los dos con otra familia. Para esto, te puede ser útil leerte el artículo sobre cómo acostumbrar un gato a una nueva casa.
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Dale más zonas para esconderse: Pon cajas de cartón y crea más rincones escondidos a los que no puedan acceder personas u otros animales más grandes. Si el estrés es social (otras mascotas, ruidos, cambios de entorno o visitas), esto mejorará su capacidad para gestionar el conflicto, y además podrá salir a su ritmo para enfrentar el reto cuando se sienta con más fuerzas.[8]
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Enriquecimientos: Facilítale a tu gato cosas que sabes que le van a ir bien. Los escondites son una, pero a veces también le ayudará tener un lugar alto al que acceder (para controlar el entorno mejor) o una habitación segura para huir de los invitados. También puedes consentirlo con premios y juguetes, si lo ves conveniente. Esto lo vemos mejor en el siguiente punto.
¿Qué se le puede dar a un gato para calmarlo?
Un veterinario te diría que le des alguna pastilla o producto para tranquilizarlo, sobre todo los que están formulados con plantas relajantes como la lavanda.
No digo que no esté bien usar esos productos, todo lo contrario (al fin y al cabo, tu veterinario tiene autoridad en esto). Sin embargo, también puedes darle a tu gato más cosas que mejoren su estado de ánimo, mientras pasa por este problema que lo preocupa.
Esto no solo le ayudará a gestionar mejor la situación, sino que es incluso posible que le sirva de apoyo moral y le permita superar el problema por sí mismo, aprendiendo durante el proceso y volviéndose un gato mucho más seguro de sí mismo.
La mayoría de cosas ya las hemos mencionado, como tener más lugares para esconderse, juguetes y más bienestar. Sin embargo, nos hemos dejado aún dos palos sin tocar:
Música que les gusta a los gatos
Como ya sabrás si has leído mi libro sobre el miedo, los gatos son animales con un oído muy sensible. Podemos aprovechar eso para darle play a algunas músicas pensadas para gatos, científicamente contrastadas. He redactado una página entera sobre eso, pero aquí te dejo un ejemplo:
Feromonas artificiales
Las feromonas son un recurso que no suelo recomendar, pero si estás muy desesperado pueden ayudarte mucho.
Sin querer extenderme más porque ya lo he explicado en otros lados, existen ciertas feromonas de los gatos que se venden de forma comercial (tanto en spray como en difusor) que podrían serte útiles para mejorar el ambiente de tu gato.
Concretamente, las que te interesan son la F3 y la F4:
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F3 "me siento como en casa": Feromona que al gato le hace pensar que ha marcado lo que le rodea. Esto ayuda en casos de mudanzas, ya que el ambiente le resultará más familiar. El mejor es Feliway Optimum.
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F4 "eres mi amigo": Como indica el título que le he puesto, esta feromona actúa sobre los otros seres vivos como un marcador para que el gato lo vea como algo más positivo. Es una feromona que segregan las madres para que los cachorros se lleven mejor, y funciona, y resulta ideal para gatos con problemas de socialización. El mejor es Feliway friends.
A la hora de aplicar estas feromonas, te recomiendo usar los difusores que te he enlazado en cada caso. Ponlos en lugares a los que tu gato no pueda acceder, para que así no descubra de dónde sale el olor (sino que se crea que es algo real), ya que algunos los acaban marcando con orín.
Recuerda que todo esto y mucho más lo explico con detalle en la segunda y tercera parte de mi libro sobre el miedo. Siento ser pesado con el tema, pero es que ese libro está muy relacionado con maneras de solucionar el estrés (que es lo que algunos interpretan como "miedo").
Espero que todos estos consejos y trucos basados en la ciencia te ayuden a entender y cuidar de tu gato estresado. Si te ha gustado el artículo, ya sabes que suscribirse es gratis.
Amat, M., Camps, T. y Manteca, X. (2015). Stress in owned cats: Behavioural changes and welfare implications. Journal of Feline Medicine and Surgery, 18(8), 577–586. https://doi.org/10.1177/1098612x15590867 ↩︎
Camps, T., Amat, M. y Manteca, X. (2019). A Review of Medical Conditions and Behavioral Problems in Dogs and Cats. Animals: an open access journal from MDPI. 9. https://doi.org/10.3390/ani9121133. ↩︎
Dowgray, N., Pinchbeck, G., Comerford, E., Biourage, V. y German, A. (2018). Welfare of 50 mature client-owned cats. https://doi.org/10.22233/9781910443590.73.5. ↩︎
Griffin, J. (1989) Stress and immunity: A unifying concept. Veterinary Immunology And Immunopathology, 20(3), 263-312. https://doi.org/10.1016/0165-2427(89)90005-6 ↩︎
Kessler, M.R. y Turner, D.C. (1999) Socialization and Stress in Cats (felis Silvestris Catus) Housed Singly and in Groups in Animal Shelters. Animal Welfare, Volume 8, Number 1, pp. 15-26(12) ↩︎
Gutiérrez, N. (2022). Mi gato tiene miedo ¿Qué hostias le pasa y qué hago?: Guía completa y amena para solucionar el miedo en gatos (1st ed.). Descúbrelo en Amazon. ↩︎
Moberg G.P. y Mench J.A. (2000) The biology of animal stress. Basic principles and implications for animal welfare. Wallingford: CABI Publishing. ↩︎
Stella, J. L. y Buffington, C. A. T. (2016) Environmental strategies to promote health and Wellness. August’s Consultations in Feline Internal Medicine, Volume 7, 718–736. https://doi.org/10.1016/b978-0-323-22652-3.00073-6 ↩︎
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